
Por cierto, si la familia del difunto quisiese hacer un gesto póstumo hacia la Humanidad (cosa que dudo), les propongo una idea. Al igual que hay empresas que pueden convertir el cadaver de la persona querida en un diamante hay empresas que pueden convertirlo en abono orgánico. En el caso de Pinochet el proceso sería mínimo, porque en toda su vida, por muchas condecoraciones que luciese en su guerrera, no pasó de ser un saco de mierda.
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